sábado, 1 de mayo de 2010

San José Obrero


A finales del siglo XIX y principio del XX, el 1 de mayo se convirtió en una fecha reivindicativa y revolucionaria a favor de la clase obrera.

El Papa Pío XII, en 1955, quiso darle una dimensión cristiana, e instituyó la fiesta de san José Obrero, que no sólo fue trabajador artesano humilde, sino el modelo de todo trabajador cristiano, que se afanó durante años, como servidor de la Sagrada Familia, sumergido en una gran intimidad con Dios. De esta manera el Papa proyectaba una luz nueva sobre la dignidad del trabajo, que ofrece el medio de perfeccionar la creación, sirviendo a Dios y a los hombres, imitando a Dios Creador y al Hijo de Dios, también artesano como su padre José, y uniendo los sufrimientos y contrariedades del propio trabajo a la cruz de Cristo.

Aunque los Evangelios nos dicen muy poco de san José, le califican con cinco títulos importantes y significativos, que son como cinco pilares que permiten construir una sólida teología josefina: le designan “hijo de David” (Mt 1, 20), “esposo de María” (Mt 1, 16), “padre de Jesús” (Lc 2, 48), “hombre justo” (Mt 1, 19), y “el carpintero” (Mt 13, 55) que enseñó su mismo oficio a Jesús (Mc 6, 3). Hoy solo celebramos su oficio de carpintero de Nazaret: el sencillo trabajador que tiene que luchar cada día, para sostener a su familia, con el sudor de su frente en un trabajo bien humilde, y en una vida oculta y laboriosa. Los Evangelios no recogen ni una sola palabra suya. San José, más que con sus palabras, habla con sus actitudes, gestos, con su silencio, su obediencia y su trabajo. Fue un obrero auténtico que trabajaba de sol a sol en su modesto taller de carpintería.

La palabra griega tékton con que le designa el Evangelio, tiene un sentido genérico de “artesano”, que puede incluir los oficios de carpintero, herrero, albañil, curtidor, tejedor, alfarero, etc. Sin embargo, ya en Homero y en Jenofonte, tékton se usa en el sentido específico de artesano en carpintería. Y así lo ha entendido la tradición cristiana desde san Justino (siglo II), que nos dice que construía yugos y arados, y en la misma línea escriben Orígenes, san Efrén y san Juan Damasceno. José es un trabajador que cumple el mandato de Dios: “Tomó Dios al hombre y lo puso en el jardín del Edén, para que lo cultivara y guardara.” (Gn 2, 15).
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