La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723).
El mensaje de Misericordia es que Dios nos Ama – a todos- no importa cuan grande sean nuestras faltas. Él quiere que reconozcamos que Su Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su Misericordia y la dejemos derramar sobre otros. De tal manera de que todos participemos de Su Gozo. Es un mensaje que podemos recordar tan fácilmente como un ABC.
A — Pide su Misericordia. Dios quiere que nos acerquemos a Él por medio de la oración constante, arrepentidos de nuestros pecados y pidiéndole que derrame Su Misericordia sobre nosotros y sobre el mundo entero
B — Sé misericordioso – Dios quiere que recibamos Su Misericordia y que por medio de nosotros se derrame sobre los demás
C — Confía completamente en Jesús – Dios nos deja saber que las gracias de su Misericordia dependen de nuestra confianza. Mientras más confiemos en Jesús, más recibiremos.
http://catinfor.com/2010/04/10/fiesta-de-la-divina-misericordia/
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20,19-31
El día de la resurrección, primer día de la semana, por la tarde, estaban en casa los discípulos con las puertas trancadas por miedo a los judíos, cuando se presentó Jesús, se colocó en medio de ellos y les dijo: «¡Os traigo la paz!» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús repitió: «¡Os traigo la paz! Así como el Padre me envió, os envío yo.» En seguida sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados, y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» Pero Tomás, uno de los Doce, llamado el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!» Pero él contestó: «Mientras no le vea en las manos la marca de los clavos, mientras no meta el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no creeré.» Ocho días después, estaban de nuevo los discípulos de Jesús dentro de la casa, y Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban trancadas, se presentó Jesús, se colocó en medio de ellos y dijo: «¡Os traigo la paz!» En seguida dijo a Tomás: «Trae tu dedo: mira mis manos. Trae tu mano y métela en mi costado. Deja de ser incrédulo y hazte creyente.» Tomás respondió: « ¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: «Crees porque me pudiste ver. ¡Dichosos los que creen sin haber visto!» En muchos otros hechos, que no están consignados en este libro, se reveló Jesús a sus discípulos. Estos han quedado consignados para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre. «Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús»
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