Como dijo el beato Juan Pablo II:
"Una auténtica familia, fundada en el matrimonio, es en sí misma una "buena nueva para el mundo".
Y añadió: "En nuestro tiempo son cada vez más las familias que colaboran activamente en la evangelización... En la Iglesia ha llegado la hora de la familia, que es también la hora de la familia misionera" [...]
Queridas familias, ¡sed valientes! No cedáis a esa mentalidad secularizada que propone la convivencia como preparatoria, o incluso sustitutiva del matrimonio. Enseñad con vuestro testimonio de vida que es posible amar, como Cristo, sin reservas; que no hay que tener miedo a comprometerse con otra persona.
Queridas familias, alegraos por la paternidad y la maternidad. La apertura a la vida es signo de apertura al futuro, de confianza en el porvenir, del mismo modo que el respeto de la moral natural libera a la persona en vez de desolarla. El bien de la familia es también el bien de la Iglesia.
Quisiera reiterar lo que ya he dicho otra vez: "La edificación de cada familia cristiana se sitúa en el contexto de la familia más amplia, que es la Iglesia, la cual la sostiene y la lleva consigo... Y, de forma recíproca, la Iglesia es edificada por las familias, "pequeñas Iglesias domésticas"".
Roguemos al Señor para que las familias sean cada vez más pequeñas Iglesias y las comunidades eclesiales sean cada vez más familia. (Benedicto XVI, 5 de junio de 2011).
http://es.catholic.net/evangeliodehoy/
No hay comentarios:
Publicar un comentario