Cada año, desde hace mas de doscientos, una gigantesca procesión atraviesa las calles de Belem, a orillas del Amazonas en el estado de Pará en Brasil, para rendir honor a la Virgen de Nazaret y pedirle que resuelva los problemas de salud, de vivienda o de empleo de cada uno.
EL ORIGEN
La leyenda de la virgen de Nazaret tiene su origen en Portugal a fines del siglo XII. El 14 de septiembre de 1182, el noble guerrero Dom Fuas Roupinho se fue de caza cuando percibió un ciervo en el lugar donde se encuentre hoy día el santuario de Nazaret, había mucha nieve y el caballo de Dom Fuas se acerco peligrosamente al precipicio, cuando ya se iba a caer, él invoca a la virgen y su caballo se inmoviliza.
Para agradecer a la virgen, el guerrillero hizo levantar en este lugar una ermita conocida como la capilla de la Memoria. Cuando los viajeros portugueses contaron esta historia en el Brasil, la Virgen de Nazaret fue asimilada a la Virgen milagrosa que igualmente habría salvado a un cazador amazónico. El peregrinaje de Nuestra Señora de Nazaret perdió su esplendor en Portugal, donde ya no llama la Atención de la gente. Lo que no es el caso en Belem.
Posteriormente, un milagro ocurrido al inicio del siglo XVIII en Brasil afianza la devoción en el nuevo continente. Desaparece la imagen de Nuestro Señora de Nazaret, en madera, que el leñador mulato Plácido José de Souza mantiene en su casa, días después, reaparece en el lugar de siempre.
El Círio de Nazaret se celebra desde 1793. Algunos días antes del segundo domingo de octubre, la estatua de Nossa Senhora de Nazaré; que según los brasileños ha sido esculpida en Nazaret en Galilea, y habría hecho milagros en el Portugal medieval antes de perderse en el Brasil y continuar a Icoaraci a 23 km al norte de Belem, para que se la lleven enseguida a la ciudad en una procesión.
EL CIRIO DE NAZARET
Al llegar el segundo domingo de octubre comienza el espectáculo anual de amor y de fe. Es la fiesta del Cirio de Nazaré, en la que la devoción del pueblo conmueve al mundo entero. Más de un millón de personas participan del cortejo de la Virgen de Nazaret, una de las mayores procesiones del mundo católico.
La víspera de la fiesta, una réplica de la imagen de la Virgen de Nazaret, patrona del estado de Pará, es llevada, de una capilla cercana a la Basílica, a la Catedral da Sé, en una ceremonia llamada procesión de traslado.
La procesión del Círio empieza temprano en la mañana y cubre un recorrido de seis kilómetros por las calles de la ciudad de Belem, hasta la Basílica de Nazaré. A lo largo de cuatro horas, al son de rezos y cánticos monocordes, salutaciones con lluvia de papel picado y pétalos de rosas, y mucha emoción, la multitud acompaña las andas ornamentadas que transportan a la Virgen.
Muchos devotos, descalzos, se agarran con tanta fuerza a las cuerdas que protegen las andas que llegan a lastimarse las manos; otros llevan exvotos, y algunos, cumpliendo promesas, ofrecen agua a los fieles. Al lado de la Basílica se monta el Arraial de Nazaré, con puestos de comidas y bebidas típicas y de venta de artesanías.
Además de patrona del pueblo del Pará, la Virgen de Nazaret es también la protectora de los navegantes. El sábado por la mañana, la imagen de la Virgen participa de la romería fluvial por la bahía de Guajará, integrada por barcos ornamentados y acompañada por fuegos artificiales. Es uno de los momentos más hermosos y conmovedores de la devoción a la Virgen de Nazaret.
La fiesta dura 15 días y termina el lunes con la procesión del Recírio, que devuelve la réplica de la imagen de Nuestra Señora de Nazaret a la capilla situada al lado de la Basílica. Las donaciones hechas a Nossa Senhora de Nazaré son quemadas.
LA PROCESIÓN DEL CIRIO
A las cinco de la mañana las calles de la ciudad están llenas de gente. La muchedumbre se dirige hacia los barrios más antiguos de Belem, un conjunto restaurado desde no hace mucho y al cual le dimos el antiguo nombre de la ciudad: Feliz Lusitaîa. En la región, las huellas de la herencia portuguesa están presentes no solamente en las tradiciones religiosas sino también en la riqueza del patrimonio arquitectónico. Delante de la catedral de la Sé; una obra de la arquitectura boloñesa Antonio Landi, quien vivió en Belem en el siglo XVIII y miles de fieles tratan de hacerse un pequeño lugar para escuchar la célebre misa, antes de la salida de la procesión. Poco a poco el alba desaparece delante del sol que esta tan cerca del Ecuador, y por supuesto sinónimo de intensas canículas.
Delante de la Catedral, en la plaza Frei Caetano Brandão, miles de personas de diferentes orígenes sociales se aglutinan en cabeza de comitiva. Las siete campanadas, anuncian la salida del carro que lleva la estatua de la virgen, fuegos artificiales estallan, anunciando al resto de la muchedumbre dispersada alrededor de la procesión que esta en camino.
La estatua de la virgen en lo alto de su carroza generosamente adornada con flores, parece flotar encima de esta marea humana. Los fieles llegan de todos los rincones del Amazonas, llegan en barcas tradicionales, que llenan la bahía de Guajará, en el mismo lugar donde en 1616 el portugués Francisco Caldeira Castelo Branco desembarco con una expedición que salio del estado de Maranhã (en el nor-este) y descubrió esta ciudad que se volvió la más grande de la región.
El espectáculo de Cirio se respeta desde hace mas de doscientos años y toma una nueva amplitud en cada edición. Según algunos autores el simbolismo de la fiesta religiosa de Belem du Pará es la casi-replica de peregrinajes portugueses del siglo XVIII.
La estatua de la virgen está acompañada por muchos carros alegóricos. Fue la Reina portuguesa Marie Ire de Bragance que en 1805, pidió que sea integrado al desfile. Seguramente los carros que encontraron esas ofrendas de los peregrinos que pidieron que sus deseos se cumplan.
El carro de milagros es uno de los más apreciados. Existe también la barca de balleneros, una barca nueva ,un velero, los carros de Ángeles, la barca portuguesa, la barca a remos.
El cirio de Belém du Pará alcanza una dimensión impresionante, se volvió un acontecimiento de tal envergadura que toca hasta los más recalcitrantes. Para el arquitecto, urbanista y científico Flavio Nassar, la procesión es una desde muchos puntos de vista. “Existe en el Brasil varias tradiciones del mismo tipo; pero aquí en el siglo XVIII, en la época donde el gobernador portugués Francisco Sousa Coutinho lanzo el Cirio de Nuestra Señora de Nazaret esta fiesta se volvió de pronto un símbolo de colonización portuguesa en Amazonia, y más tarde en la época de la decadencia de la extracción de la goma y de caucho, es decir a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX, que el Cirio a consolidado sus raíces populares a medio camino entre políticos y religiosos. Y se hunde en el siglo XXI sin haber perdido su intensidad” cuentan.
La inmensa marea humana recorre lentamente las calles, las plegarias, las lagrimas y la gente devota saludan el pasaje de la comitiva, es el momento donde la procesión entra en una de las arterias principales de la ciudad, el bulevar Castilho França que hacen estallar los fuegos artificiales que los sindicatos empresas e instituciones diversas mandan en homenaje de la virgen. La explosión simultanea de miles de fuegos artificiales con la fuerza de una artillería. Los fieles están emocionados, levantan sus rostros y sus brazos hacia el cielo como si fuera penitencia, en un ambiente de fervor y de consternación.
Bajo un sol ardiente la procesión entra en la principal avenida de la ciudad rodeada por centenas de árboles de mango. Marielene Seabra, 26 años, lleva en sus brazos su hijo de 5 años. “Jonathan Lourenço nació alérgico; los medicamentos que le daban solo empeoraban su estado. Entonces decidí poner a mi hijo en manos de la virgen para que sea ella quién la cure. Eso fue en el año 2000, desde ese día no necesito más medicamentos”, contaba mientras que sus lágrimas se mezclaban con su sudor.
Antonio Laurenço, 58 años, abogado, nacido en Portugal, él vive en Belém du Pará desde hace 40 años. El sabe que ese culto viene del país donde él nació, pero según él, tomo una gran amplitud en el Para. Aquí es un verdadero fenómeno. La fiesta religiosa de Belém du Pará es seguramente la más importante en el mundo. Es el Padre Cardoso, el Vicario de Algés, que estaba aquí en 1996, quien me lo afirmó.”
Para muchos, el Cirio sobrepasa hasta el peregrinaje de Fátima (que se efectua en el centro del Portugal, cuando en 1917 tres jóvenes pastores habían dicho haber visto a la virgen) como lo explica el explorador portugués Pedro Penteado: “Estamos lejos de imaginar que el culto de Nuestra Señora de Nazaret pudo reunir a fines del siglo XX, tal multitud de fieles, mucho más superior a la que tenemos la costumbre de ver durante las ceremonias organizadas en la Cova da Ira (en Fátima). Podemos entonces confirmar no solamente la afección que el pueblo de Pará aporta a su virgen protectora, pero de la misma manera la preponderancia de esta veneración al culto de Fátima.”
La estatua de la virgen llega a destino poco antes de medio día. Dos horas más tarde los que hacen promesas llevan por fin la cuerda; y luego la cortan para que cada uno pueda conservar un pedazo como trofeo. Esta persona forman pequeños grupos, rezan lloran y agradecen a la virgen el haberles permitido terminar el trayecto, respetando una vez más las promesas.
Aureo Silva, 39 años acompaña por la segunda vez la comitiva de Cirio agarrando la cuerda “yo le he pedido a la virgen que ayude a mi hijo a entrar a la facultad de derecho, hace dos años. Yo logre llevar la cuerda a la virgen, y el año próximo estaré de nuevo aquí. Gracias a la ayuda de la virgen, yo se que estaré presente.”
http://foros-virgen-maria.blogspot.com/2008/10/nuestra-seora-de-nazaret-de-belem.html
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